En el marco del proyecto de investigación "Delincuencia urbana y sociedad" , que realizamos en ocho zonas de San Miguel, se constató que, en promedio, el 45% de las personas que habían sufrido un delito en el año anterior no había realizado la denuncia.
A estos hechos no denunciados se los denomina "cifra oculta" del delito, y su dimensión varía según el tipo de delito que se trate. Se debe, principalmente, al descreimiento sobre la utilidad de efectuar la denuncia.
Las actuales estrategias de prevención parecen centrarse en el aumento del número de policías y la instalación de cámaras de vigilancia en las calles. Las investigaciones criminológicas realizadas en Estados Unidos e Inglaterra no mostraron evidencias de que tales medidas sean efectivas. Está demostrado que el delito evoluciona independientemente del número de policías o de los recursos que estos disponen. Las cámaras de vigilancia, a su vez, pueden producir un desplazamiento de la delincuencia, pero no afecta el volumen global de delitos. Además, la experiencia de la Policía británica indica que son poco efectivas a la hora de aportar de pruebas, por lo que se evalúa que el sistema resulta demasiado costoso para la población. Y cabe preguntarse si realmente deseamos una sociedad en la que estemos continuamente vigilados.